Los efectos nocivos del amianto y uralita

Los efectos nocivos del amianto y uralita

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Por qué quitar uralita?

Como empresa líder en quitar uralita en Andalucía, sabemos que el amianto, o asbesto, es uno de los componentes del fibrocemento, un material de construcción que en España fue comercializado por la empresa Uralita, de ahí que comúnmente sea conocido como uralita. Está compuesto por fibras microscópicas que pueden permanecer en suspensión en el aire el tiempo suficiente para que representen un riesgo respiratorio. 

Exposición al amianto: ¿cuándo supone un riesgo? 

El simple hecho de estar en contacto con el amianto no supone apenas riesgo para la salud. La situación cambia cuando el contacto es prolongado y se manipula el material de manera que las fibras pasen al aire y sean fácilmente respirables. Esto sucede en derribos, trabajos como el corte, taladro, rotura, etc. En estos casos, las fibras pueden adherirse a la ropa por lo que el riesgo de pasar al aire respirado aumenta. 

Enfermedades derivadas de la exposición al amianto 

Las enfermedades que puede provocar la inhalación de fibras son del aparato respiratorio. El cáncer de pulmón es la más mortal de las enfermedades que afectan a las personas expuestas al amianto. El amianto se considera un cocarcinógeno, es decir, un agente externo físico, químico o biológico capaz de producir cáncer, como es el tabaco. 

Otra de las enfermedades es el mesotelioma maligno, otro tipo de cáncer pero que, en este caso, afecta a la pleura y al peritoneo. Suele darse en personas que han estado expuestas al amianto por motivos laborales, aunque los síntomas pueden no aparecer hasta 20 o 30 años después de la exposición. No existe cura para esta enfermedad y la esperanza media de vida una vez detectada la enfermedad es de nueve meses. 

La asbestosis es una enfermedad más, asociada directamente a la exposición al amianto. Consiste en el desarrollo de una fibrosis pulmonar tras la inhalación de asbesto. Al igual que el mesotelioma maligno se desarrolla con el paso de los años y los síntomas son dificultad respiratoria que se va agravando a medida que progresa la enfermedad. 

Material envejecido: el factor más crítico 

Aunque la manipulación del amianto conlleva riesgos para la salud, es peligroso en los trabajos de manipulación y retirada cuando está en descomposición o han pasado más de 25 años desde su fabricación, es decir, cuando llega al final de su vida útil.  

Antes de descomponerse, el amianto permanece encapsulado y no representa un peligro significativo. Pero con el paso del tiempo, factores como la exposición a la intemperie, el desgaste y la degradación pueden llevar a la liberación de fibras al aire, lo que aumenta el riesgo de inhalación, con las terribles consecuencias para la salud que la misma conlleva.

En el peor de los casos, esta inhalación puede lugar a patologías graves como la asbestosis (la más común), de carácter progresivo y que afecta al tejido pulmonar por el efecto abrasivo de las fibras de asbestos en los alveolos pulmonares. Si la exposición es mayor a 10 años, la inhalación puede derivar en cáncer de pulmón.  

Descomposición del amianto: ¿por qué se produce?

Como hemos avanzado, cuando se descompone el amianto empieza el verdadero riesgo. Porque este material está hecho de fibras finas que, con el paso del tiempo, se pueden descomponer en fibras mucho más pequeñas y más finas. Y es aquí donde empieza el problema, ya que no se pueden detectar a simple vista, pero sí pueden ser inhaladas de forma involuntaria, sin que seamos conscientes de ello. Pero ¿por qué se produce esta descomposición?  

Pues bien, esta indeseable situación puede ocurrir por diversas razones, como es la exposición a condiciones climáticas extremas, daños físicos, o simplemente el envejecimiento natural del material. En este sentido, es crucial realizar inspecciones regulares en edificaciones que contienen amianto, por parte de entidades especializadas como la nuestra, para evaluar su estado y tomar medidas preventivas o correctivas cuando sea necesario.  

¿Quién está en riesgo y cómo evitarlo?  

Los empleados que realizan trabajos de demolición de construcciones en los que exista amianto o materiales que lo contengan son los principales grupos de riesgo, pero teniendo en cuenta que las fibras se liberan al aire, también pueden estar expuestos a este peligroso material los operarios en trabajos de desmantelamiento de elementos, maquinaria o utillaje donde exista amianto, así como quienes realizan operaciones destinadas a la retirada de amianto o de materiales que lo contengan (placas en edificios, barcos, vehículos, trenes, etc.).  

Sin embargo, los trabajadores no son los únicos expuestos a peligros: los vecinos de las áreas donde se realicen obras públicas o civiles, fábricas y desguaces donde se manipule amianto también corren riesgo de exposición a las fibras de amianto, así como los familiares de trabajadores expuestos que llevan ropa de trabajo contaminada a casa o fibras de amianto en el pelo y otras partes del cuerpo. 

Nuestra recomendación 

Desde Grupo Torres y Ocaña, recomendamos a propietarios de viviendas, empresas y organismos públicos que hayan utilizado amianto en sus construcciones la realización de evaluaciones periódicas para asegurarse de que estos materiales estén en condiciones seguras. 

Prohibido desde 2001 

El uso de amianto fue absolutamente prohibido en España en diciembre de 2001. Si bien algunas de sus variedades se prohibieron antes como el amianto azul en 1984 y el amianto marrón en 1993. Es por ello que no se puede manipular elementos con amianto, por lo que, en una obra o reforma, hay que contactar con una empresa autorizada como Grupo Torres & Ocaña para quitar uralita. 

Aún queda amianto en construcciones anteriores a la prohibición. Por lo que se recomienda a los trabajadores que se dediquen a profesiones relacionadas con los derribos y el mantenimiento que siempre lleven Equipos de Protección Individual. De todos modos, existen empresas especializadas en la retirada de asbesto que pueden asegurar un desamiantado profesional, seguro y libre de residuos peligrosos.  

No obstante, conviene recordar que en la lucha incansable contra los peligros que produce el amianto, las medidas de seguridad exigidas a empleados y empresas especializadas no constituyen una lista cerrada.  

Muy al contrario, los avances en materia de salud en este escenario a nivel comunitario son un “documento vivo”, en el que se van desarrollando y materializando aspiraciones, planes y operaciones más ambiciosos (en el mejor sentido de la palabra). Al fin y al cabo, datos alarmantes como los proporcionados por la Organización Mundial de la Salud, en los que se prevé que en los próximos 40 años morirán alrededor de 107.000 personas que hayan trabajado en el sector del asbesto debido a su constante exposición sin protección, hacen imprescindible impulsar y renovar estrategias de protección para la salud pública. Vamos a verlo.  

La prevención es clave 

Recientemente, Europa ha impulsado nuevas medidas con el fin de reducir los límites actuales de amianto, donde se prevén formas más precisas de medir los niveles de exposición, en armonía con los últimos avances tecnológicos. Concretamente, se reduce el límite máximo de exposición a 0,01 fibras de amianto por cm³, que es diez veces inferior al límite actual de 0,1 f/cm3 

También se contemplan exigencias más estrictas para evitar la inhalación y la contaminación cruzada de la que hemos hablado en líneas precedentes. Para conseguir este desafío, los trabajadores que estén expuestos al amianto deben llevar equipos de protección individual adecuados y recibir una formación obligatoria, según los requisitos mínimos de calidad establecidos en la Directiva Europea. En este punto, se deben poner en marcha una serie de medidas técnicas generales de prevención que incluyan, entre otras, las siguientes operaciones:  

  • Eliminación de fibras de amianto en las proximidades del foco emisor, preferentemente mediante su captación por sistemas de extracción, Y en condiciones que no entrañen un riesgo para la salud pública y el medio ambiente. 
  • Mantenimiento eficaz y regular de locales y equipos empleados en las tareas de desamiantado, para poderse limpiar en condiciones de seguridad. 
  • El amianto y los materiales de los que se desprendan fibras de amianto o que contengan amianto deben ser almacenados y transportados en embalajes cerrados apropiados y con etiquetas reglamentarias que indiquen que contienen residuos peligrosos. 

Con medidas como estas, debe quedar reducida al mínimo la exposición al amianto y mantenerse por debajo del valor límite ambiental de exposición (0,01 fibras de amianto por cm³).    

Por último, recordamos que quienes quieran realizar labores de inspección y retirar amianto en sus edificios e instalaciones, solo pueden acudir a empresas inscritas en el RERA y autorizadas para manipular y retirar amianto y uralita. En este sentido, desde Grupo Torres y Ocaña cumplimos con todos los requisitos necesarios para ejecutar este crítico trabajo con todas las garantías de calidad y seguridad. ¿Es tu caso? ¡Contacta con nosotros! 

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